El contenido de este artículo será un poco diferente al habitual.
Nada de marketing, ni de crecimiento personal ni anécdotas relacionadas con mis experiencias empresariales.
Hoy quiero invitarte a una reflexión, porqué parece que cada día que pasa perdemos más sentido de la razón.
Quiero aclarar que no quiero tomar ninguna posición política con este video, ni desde la derecha, ni desde la izquierda, ni siquiera desde el centro.
Olvídate de los lados por una vez y hablamos sobre el sentido común.
Solo sentido común.
¿Has notado que nuestras leyes actuales solo parecen salvaguardar los intereses de alguien?
No quiero terminar en la conspiración más amarga y decir tontería sobre la tierra que es plana o sobre la supuesta inexistencia de Australia.
Quiero hablarte sobre algo más concreto.
Seguir algunos hechos de las últimas noticias.
En particular, la noticia de que el Tribunal de Casación en Italia ha decidido que es un delito comercializar derivados de cannabis ligeros.
Esto me dio una reflexión.
El mismo gobierno que nos prohíbe hoy fumar y cultivar cáñamo indio porque «no es bueno para la salud», tiene el monopolio de la venta de tabaco y nos permite fumarlo, a pesar de que lo es, según los datos de la organización mundial de cuidado de la salud, la segunda causa de muerte en el mundo y se estima que causa casi 6 millones de muertes al año.
6 MILLONES DE MUERTOS.
Por lo tanto, una planta está prohibida y otra está a la venta en todas partes, y esto en la práctica solo por intereses económicos.
Seamos realistas: a menudo las reglas establecidas no están hechas para protegernos, sino solo para proteger los intereses de alguien.
Aparentemente, la verdadera razón por la cual el cáñamo indio está prohibido es que, de lo contrario, los grandes productores de algodón, nylon y madera irían a la quiebra.
El cáñamo es uno de los materiales más versátiles, fuertes y resistentes que tenemos disponible. No hay mejor fibra para hacer telas, cuerdas y pulpa de papel.
Cortamos cientos de miles de árboles cada año para producir los periódicos sobre los que leemos que los bosques del mundo están desapareciendo.
Se podrían producir millones de periódicos con cáñamo sin cortar un solo árbol, a una décima parte del costo actual y con un impacto ambiental muy mínimo.
Si esta planta (que por cierto también tiene propiedades medicinales extraordinarias) pudiera cultivarse libremente, muchas personas perderían económicamente.
Es por eso que el cannabis es ilegal en muchos países.
Del mismo modo, durante muchos años hemos tenido la tecnología necesaria para producir automóviles eléctricos, para utilizar la energía solar como fuente de energía.
¿Por qué no aprovechamos estas oportunidades?
Piensas en quien perdería dinero si esto sucediera y obtendrás la respuesta.
Esto es solo un ejemplo, pero dice mucho sobre las prioridades en nuestro sistema.
En nuestra sociedad, el bien de la mayoría casi siempre se ignora, si no se obtiene una gran ganancia para algunos.
Y el resultado de todo esto es que nos encontramos viviendo en una sociedad decadente fundada en la basura.
Todos nuestros productos se basan en lo que los técnicos llaman «obsolescencia planificada».
Los automóviles cuestan tres veces más de lo que costaban hace veinte años y duran tres veces menos. Un teléfono celular hace veinte años duraba diez años. Hoy, después de dos años, será ya se puede tirar a la basura.
La ropa a menudo se estropea y se tira después de algunos lavados.
Aceptamos que se pagan salarios absurdos a los jugadores y otros deportistas, mientras que los profesores e investigadores a menudo viven al borde de la pobreza.
Tiramos más comida todos los días de lo que sería suficiente para alimentar a la mitad del mundo.
Nadie parece tener el poder de cambiar las cosas, pero la verdad es que quien tiene poder no tiene ni la voluntad ni el interés.
¿Qué futuro nos espera si cada elección que hacemos se basa solo en las ganancias y no en la evolución, en el progreso necesario para mejorar realmente la calidad de nuestras vidas?